Corporación Pro Ayuda al Enfermo Reumático

Patricia Cisternas

Patricia Cisternas

"Lo que más me angustia es no poder hacer nada por mí misma, salir a la calle me da muchísimo miedo porque puedo caerme de la micro o pueden apretarme con la puerta, ya me ha pasado"
Desde que tenía 12 años la Artritis Reumatoide (AR) ha sido mi silenciosa compañera, llevo 50 años con ella. Al comienzo no sabía de qué se trataba y por tres años estuve postrada en una cama, sin poder ir al colegio ni cursar la enseñanza media. A los 15 una tía me pagó un médico particular, que diagnosticó la enfermedad.
La falta de recursos no me permitió comprar remedios para seguir un tratamiento adecuado. La AR impidió que disfrutara mi niñez y mi adolescencia, sin embargo no me di por vencida y entré a estudiar peluquería, que me encantaba. Hoy ese oficio es sólo un recuerdo porque las deformaciones en las manos no me permiten usar las tijeras. Como no soy de las que se dejan abatir fácilmente, durante un tiempo trabajé como operaria en diferentes empresas, ocultando mi enfermedad porque sabía que de lo contrario no me contratarían. Cuando no pude más me jubilé por invalidez, hace ya 35 años. Otra de las limitaciones que esta enfermedad me impuso fue no poder tener hijos, por los riesgos que implicaba para mi vida y la de mi guagua. Contra todas las indicaciones médicas me embaracé y con mi marido tuvimos una hija.
Hoy mi gran alegría son mis dos nietos, de seis y cuatro años, que viven con nosotros. Mi esposo ha sido un gran apoyo, pero en ocasiones se cansa. Cuando me vienen las crisis no quiero ni que me hablen y eso a los demás les cuesta entenderlo.
Además de las articulaciones, la AR me atacó el corazón, hace diez años debí operarme de urgencia.
Lo que más me angustia es no poder hacer nada por mí misma, salir a la calle me da muchísimo miedo porque puedo caerme de la micro o pueden apretarme con la puerta, lamentablemente ya me ha pasado. Por eso salgo sólo cuando es imprescindible, es decir, para los controles médicos y los exámenes periódicos. Tengo miedo de que llegue el día en que no pueda hacer nada.
Testimonio de pacientes con Artritis Reumatoide
2021-03-03T15:48:00+00:00
"Lo que más me angustia es no poder hacer nada por mí misma, salir a la calle me da muchísimo miedo porque puedo caerme de la micro o pueden apretarme con la puerta, ya me ha pasado" Desde que tenía 12 años la Artritis Reumatoide (AR) ha sido mi silenciosa compañera, llevo 50 años con ella. Al comienzo no sabía de qué se trataba y por tres años estuve postrada en una cama, sin poder ir al colegio ni cursar la enseñanza media. A los 15 una tía me pagó un médico particular, que diagnosticó la enfermedad. La falta de recursos no me permitió comprar remedios para seguir un tratamiento adecuado. La AR impidió que disfrutara mi niñez y mi adolescencia, sin embargo no me di por vencida y entré a estudiar peluquería, que me encantaba. Hoy ese oficio es sólo un recuerdo porque las deformaciones en las manos no me permiten usar las tijeras. Como no soy de las que se dejan abatir fácilmente, durante un tiempo trabajé como operaria en diferentes empresas, ocultando mi enfermedad porque sabía que de lo contrario no me contratarían. Cuando no pude más me jubilé por invalidez, hace ya 35 años. Otra de las limitaciones que esta enfermedad me impuso fue no poder tener hijos, por los riesgos que implicaba para mi vida y la de mi guagua. Contra todas las indicaciones médicas me embaracé y con mi marido tuvimos una hija. Hoy mi gran alegría son mis dos nietos, de seis y cuatro años, que viven con nosotros. Mi esposo ha sido un gran apoyo, pero en ocasiones se cansa. Cuando me vienen las crisis no quiero ni que me hablen y eso a los demás les cuesta entenderlo. Además de las articulaciones, la AR me atacó el corazón, hace diez años...
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