Es importante entender que artritis reumatoide (AR) y artrosis son enfermedades diferentes, que suelen confundirse.
La artrosis u osteoartrosis es uno de los reumatismos más frecuentes; afecta primariamente a la gente de edad y, en la mayoría de los casos, se considera el resultado del «uso y desgaste» de la articulación por una falla en el cartílago articular, que permite el movimiento suave de las articulaciones. Debido a trastornos en su composición tiene un prematuro desgaste que no alcanza a recuperarse y pierde su capacidad de amortiguación, lo que lleva a cambios en el hueso debajo del cartílago. Al adelgazarse se pierde la lubricación y la movilidad, produciendo dolor y dificultad de movimiento. La artrosis aparece también como una cicatriz en la articulación después de un tiempo de ser atacada por una artritis.
Artritis significa inflamación articular y su punto de partida es una delgada cápita de células que reviste las articulaciones. La artritis reumatoide es otra forma común de artritis, que afecta a millones de personas en el mundo y, a diferencia de la artrosis, consiste en un desorden autoinmune, condición en la cual el cuerpo se ataca a sí mismo. La causa exacta es desconocida y puede atacar a cualquier edad, pero el inicio tiende a ocurrir entre los 20 y 45 años. Más del 60% de la gente con AR son mujeres.
Esta enfermedad está marcada por inflamación del revestimiento interno de las articulaciones, llevado a una gradual erosión del cartílago y el hueso; asimismo, hay debilitamiento de los tendones y ligamentos del área articular. La artritis reumatoide puede causar inflamación de los órganos internos, incluyendo el corazón, pulmones y ojos.
No hay actualmente cura definitiva para la AR, pero hay tratamientos disponibles que parecen enlentecer el progreso de la enfermedad.